Boda en Casa Ozama
Silvia y Alberto 17 de junio de 2021
Boda en Casa Ozama es la historia de una de esas parejas que se vieron afectadas en la organización de la boda que tenían planeada en 2020 por la avalancha de acontecimientos que provocó la Covid-19 en 2020.
Un montón de ilusiones fueron arrastradas por esa ola aún que padecemos y que sólo ha conseguido hacer más fuerte sus convicciones y forjar una férrea determinación, perseguir lo principal y dar de lado a todo lo accesorio.
Podemos revestir las bodas de todos los adornos que nos apetezca pero lo principal es el compromiso de vida en común de una pareja.
Para hacer un poco más difícil toda esta situación Silvia y Alberto son médicos y han vivido en sus propias carnes toda la crudeza de la situación vivida. Nadie como ellos son conscientes de qué ha significado todo esto. Todos lo hemos padecido en mayor o menor medida, pero ellos han formado parte la primera línea de batalla. Nuestro reconocimiento a todos aquellos que a pesar del riesgo incierto que este puñetero virus provocaba, no han dado un paso atrás y nos han ayudado a superarlo.
Silvia es gallega y Alberto sevillano pero con ascendientes castellanos, una mezcla no exenta de gracejo que continuamente exhiben.
Nos conocían de otras bodas de amigos que hemos tenido la suerte de documentar gráficamente, así que todo se suaviza y es más fácil. No es lo mismo arriesgar con un fotógrafo que no has visto como se desenvuelve que acudir a uno del que has visto resultados y su forma de proceder el día de la boda.
La boda
La boda fue sencilla. La pareja y la familia más directa.
Los preparativos fueron en Palacio Bucarelli, un sitio precioso y digno de conocer en pleno centro de Sevilla. Tiene mucha magia y la luz es preciosa. Los patios interiores del inmueble invitan a estar en ellos. A las fotos nos remitimos.
En la suite sólo estaba la pareja que se vistieron juntos y ayudándose mutuamente. Nos pareció muy íntimo y alejado del convencionalismo tradicional. Más tarde llegaron los familiares más cercanos para partir desde allí al juzgado de familia.
La ceremonia civil fue sucinta y al grano como mandan los cánones.
Desde el edificio Viapol nos dirigimos paseando hasta Casa Ozama, pero como pasamos por las inmediaciones de la Plaza de España, pensamos… ¿Y por qué no hacer algunas fotos? Intentamos apartarnos de la postal que cualquier sevillano reconoce y como siempre decimos, el marco es accesorio, lo importante es como se sienta la pareja. Una pareja que está cómoda, sin presiones y entregados el uno al otro, las fotos salen bien (por uebos) con independencia del entorno. El fotógrafo sólo se tiene que dejar llevar por la corriente. Así es muy fácil.
Y llegamos a Casa Ozama, un lugar que es difícil de describir y que en cada esquina provoca una sensación diferente, contradictoria con la anterior, pero que ninguna deja indiferente. Hay algo que sí se puede afirmar con rotundidad: Es un sitio precioso.
Son bonitos los exteriores, y el interior. Especialmente el interior por lo que hemos comentado antes. Tiene multitud de rincones y allá donde dejes la vista descubres un detalle. A veces la imaginación vuela y su ubicación en la avenida de la Borbolla se diluye y puedes trasladarte a una película exótica.
Como llegamos bastante antes de la hora reservada para el convite, nos permitieron movernos por allí con toda libertad. Lo disfrutamos muchísimo y nos encantaría repetir más pronto que tarde.
Fotos de pareja en Casa Ozama
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