Abades Triana, la boda sevillana a orillas del Guadalquivir
Fátima y José Manuel
7 de septiembre de 2019
Abades Triana y el río Guadalquivir como marco de la boda de Fátima y José Manuel.
La familia de Fátima es extremeña y ella quería que disfrutaran de una boda a orillas del río y con vistas a los iconos arquitectónicos de la ciudad.
Aquel día de septiembre Sevilla amaneció espléndida, nadie podía presagiar lo que ocurriría luego.
Fátima eligió para vestirse el Hotel Casa 1800 en pleno centro de Sevilla y muy cerca de la Parroquia de el Sagrario de la Catedral de Sevilla donde se oficiaría la ceremonia. Es súper coqueto, con un encanto especial y el personal te atiende tan bien que te sientes agasajado.
Cuando llegamos se respiraba un ambiente de tranquilidad. Todo era muy sereno a diferencia de lo que nos encontramos habitualmente. Fátima estaba casi terminada de maquillaje y peluquería. Para el maquillaje confió en Mar Martínez y para la peluquería en Luigi Studio.
El vestido de novias lo confeccionó José Luis Zambonino, con una cola de infarto, y él mismo ayudó a la novia a vestirse. El tocado era diseño de Luis Benítez, la joyería de Suárez y el ramo con rosas blancas de Cártamo.
José Manuel, el novio, prefirió vestirse sin presencia de cámaras y se presentó en el altar elegantísimo con un traje de Derby.
Los dos llegaron hasta la mismas puertas de la Parroquia de el Sagrario de la Catedral de Sevilla en coche clásico descapotable para disfrutar del buen tiempo.
La ceremonia fue oficiada por el párroco del pueblo de la familia de Fátima de toda la vida, lo que hizo que fuera muy íntima y emotiva.
El paseo y la lluvia
Después de la ceremonia nos trasladamos a Triana para pasear por sus calles antes del convite. Calle San Jacinto, San Jorge, el Callejón de la Inquisición, el Paseo de la O a orillas del Guadalquivir, el puente de Triana…
Fátima y José Manuel pudieron disfrutar de la gente que los felicitaban mientras paseaban y al paseo se unión Dalsy, la mascota de la pareja.
Todo transcurría normalmente hasta que salimos del Callejón de la Inquisición. El buen tiempo dio paso a una brisa incómoda y el cielo se volvió gris. Al principio cayeron unas gotas, pero las gotas se convirtieron en un chaparrón violento y corrimos a refugiarnos bajo el Puente de Triana. Llovía tanto que el agua del Guadalquivir parecía que hervía. Allí pasamos un buen rato esperando que escampara.
Nuestro preocupación era si no sería en vano el esfuerzo por decorar especialmente la terraza del restaurante Abades Triana. Pero mientras nosotros esperábamos que la lluvia cesara refugiados bajo el Puente de Triana, el personal de Abades Triana, Decosur Eventos, y Mercedes de Sevilla de Fiesta, hicieron un trabajo inmenso desmontando toda la decoración para evitar que se mojara.
El convite junto al Guadalquivir en Abades Triana
Y como no hay mal que cien años dure, lo mismo que apareció la lluvia repentinamente, poco a poco el cielo se fue despejando y dio paso a una noche espléndida.
Cuando llegamos a Abades Triana, Mercedes Arcas esperaba a los novios con una copa de champagne en la mano. Fue muy emotivo porque al esfuerzo de desmontar toda la decoración, siguió el esfuerzo de volver a montarlo todo y que quedara tan bonito como veis en las fotografías. Todo quedó como si no hubiera pasado nada.
Fue una delicia de noche en un marco incomparable. Ver el reflejo de la Torre del Oro y la Giralda sobre la noche del Guadalquivir es para vivirlo . Mientras los novios compartían con sus familiares y amigos su gran día, sonaba de fondo la voz jazz de La Dame.
No queremos dejar pasar la oportunidad de mencionar especialmente al grupo Son de Cuba que fueron los encargados de abrir la barra libre. Son realmente buenos.
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